“Para el yogui, el espíritu y la naturaleza no están separados. No se puede crecer espiritualmente sin aumentar la toma de consciencia moral y ética, aunque las normas morales son flexibles y están determinadas culturalmente según el tiempo y el lugar, la ética proviene de la necesidad humana de respetar la unidad de nuestro origen único y la fusión divina de nuestro fin supremo”.
B.K.S. Iyengar, Luz sobre la vida. 

Los Niyamas se encuentran dentro del Yoga Sutra de Patajanli, texto básico del yoga clásico, y son el segundo paso del Ashtanga Yoga, de un total de 8 pasos; los cuales se denominan “el camino de los ocho pasos para la auto-realización”.

Los Niyamas son reglas de comportamiento con uno mismo con la intención de generar equilibrio mental y armonía personal.

El segundo punto del niyama del yoga se llama santosha, que significa contentamiento, producto del conocimiento y aceptación de las circunstancias de la vida, entiendo que éstas están vinculadas a principios de Leyes Cósmicas.

El Sabio Patanjali lo definió como un “estado interior donde existe una mente alegre y satisfecha, independientemente de su entorno”. En definitiva, es agradecer lo que venga, lo que se tiene y lo que se siente.

Santosha en la práctica es encontrar satisfacción en cada sesión. Es una forma de sentirse bien, de sentirse a gusto con uno mismo en cada postura adaptando la práctica a nuestras necesidades y a nuestro momento, sin forzar, sin dañarnos, sin querer hacer las posturas perfectas. Es sentirse agradecido por los beneficios y avances en la práctica.

En la medida en que el practicante va estableciendo su conciencia en ese entendimiento, la sensación de bienestar, de paz y de aceptación se traduce en un estado de ánimo alegre, sereno, no exaltado, una alineación real a la Vibración de la Luz. 

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